sábado, febrero 21, 2009

GRUPO 162 - A PESAR DEL ACTUAL DESCREDITO

(Hacer un análisis de 1 página sobre este artículo de la revista cambio para entregar el 6 de marzo)


A pesar del actual descrédito, los gerentes seguirán ejerciendo papel central en las empresas

Cuenta una anécdota que, durante una reunión de la asamblea de accionistas de Coca-Cola en la década de los noventa, como parte del orden del día se discutió el salario del presidente ejecutivo, el famoso Roberto Goizueta. Como era costumbre, este procedió a justificar su paquete de remuneración, que ascendía a 80 millones de dólares al año. Durante su intervención, Goizueta fue abruptamente interrumpido por el público en cuatro ocasiones, siempre para aplaudirlo y para aclamarlo.
Sería muy improbable que hoy sucediera algo similar. Con la actual crisis económica, ha llegado el momento de mayor descrédito para los gerentes que, en rigor, fueron los protagonistas de la economía capitalista durante todo el siglo XX. Los gerentes fueron héroes: sobre ellos escribían libros que se vendían 100 veces más que cualquier buena obra literaria. Y llegaron a ocupar un lugar más protagónico que el de los propios dueños de las empresas. Pero hoy, los gerentes de las grandes compañías no inspiran en el público admiración y respeto, sino ira y desconfianza, pues se ha generalizado la idea de que, mientras el mundo entero se encamina hacia una profunda crisis, millones de personas pierden su trabajo o su vivienda, y centenares de pequeños negocios enfrentan la bancarrota, los gerentes de las grandes empresas siguen recibiendo opulentos salarios y magníficas bonificaciones. Además, en muchas empresas que han tenido que cerrar sus puertas, los gerentes han salido con multimillonarias liquidaciones.
El descontento se manifiesta por todas partes. En varias audiencias con gerentes, celebradas en el Congreso de Estados Unidos, los políticos han aprovechado el momento para darse un baño de popularidad mediante ataques feroces a los asistentes: cuando viajaron a Washington en avión privado fueron atacados por sus costumbres de opulencia, pero cuando en una reciente audiencia en la Cámara de Representantes los gerentes de bancos manifestaron haber llegado en tren, los tildaron de falsos e hipócritas. El columnista Daniel Gross les aconsejó llegar la próxima vez en bus. La gran central sindical AFL-CIO tiene en sus sitios web abundante información sobre los excesos salariales de los gerentes; afirma, por ejemplo, que para 2006, el salario promedio de los presidentes de grandes empresas era 364 veces superior al salario promedio del trabajador común. En una encuesta realizada por CNN a finales de diciembre pasado, el 82 por ciento de los entrevistados manifestó tener una imagen negativa de los altos ejecutivos del sector automotor.
Ascenso y caída
El ascenso de los gerentes fue una consecuencia del desarrollo normal del capitalismo. A finales del siglo XIX era ya claro que el crecimiento de las empresas obligaría a sus propietarios -en rigor los capitalistas- a entregar la administración a profesionales de la gerencia. Luego de que las grandes empresas democratizaron la propiedad y las acciones empezaron a circular entre millones de personas y a cambiar de manos cada día, ante la ausencia de la cabeza visible de un propietario la figura del gerente aumentó en importancia. Fue el personaje que adquirió prominencia.
Sin embargo, sucede algo paradójico. Como el gerente, rey del capitalismo, es un empleado, un trabajador, un proletario, está protegido por el régimen legal que ampara a todos los trabajadores, concebido en función de obreros que sudan y de humildes funcionarios de oficina. Esto explica por qué, pese a vivir en lujosas mansiones y a ser tal vez responsables de la crisis de sus empresas, los gerentes tienen derecho legal a millonarias liquidaciones cuando dejan el cargo.
Joseph Schumpeter, el excéntrico y genial economista austriaco, anticipó que la figura del gerente sería el vértice de las crisis del capitalismo. Aunque hizo varias predicciones de las cuales algunas no se han cumplido, otras resultaron ser muy precisas. Por ejemplo, la de que los gerentes igualarían el poder económico de los dueños de las empresas. Y eso es lo que ha ocurrido. Incluso muchos gerentes logran superar a los accionistas en cuanto a ingresos. Si, por ejemplo, una empresa pasa por dificultades, es posible que a los accionistas no les den dividendos, pero los gerentes, trabajadores al fin y al cabo, reciben sus salarios, prestaciones y bonificaciones.
El ocaso de los gerentes empezó hace unos años cuando, por causa de la crisis de Enron y de otras grandes empresas, salió a flote el inmenso poder que habían alcanzado los administradores de esas compañías. Y no es una situación para la cual pueda percibirse una salida fácil: el capitalismo no va a acabarse y uno de sus motores seguirá siendo la gran empresa privada, cuya administración necesariamente debe estar en manos de profesionales.
Tal vez vendrán modificaciones a los regímenes salariales de los altos ejecutivos, pero en una economía llena de enormes empresas anónimas es inevitable que el gerente siga ejerciendo el papel central, y que sea necesario ofrecer remuneraciones elevadas para atraer a los mejores.

Por Andrés Mejía Vergnaud, Instituto Libertad y Progreso.

Acerca de mí

Posgrados en Gerencia Institucional, Docencia Universitaria, Alta Gerencia. Asesor y consultor en capaciatcion empresarial